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Para conocer cómo funciona el sistema financiero, debemos explicar cuál es su base… ¡Y los tipos de interés son un concepto clave en el mundo de las finanzas y la economía! Podemos empezar diciendo que se refieren al valor o rendimiento del dinero prestado o invertido. De esta forma, tendrán un impacto significativo tanto en nuestra vida como en la economía en general. Por eso, en este artículo queremos centrarnos en ellos… A continuación, exploraremos en detalle qué son los tipos de interés, cuáles son las diferencias entre los diferentes que existen y cuáles son las implicaciones que tienen en la economía y en las finanzas personales. ¡Atento y sigue leyendo!
El primer paso para comprender qué son los tipos de interés es atender al concepto. Como tal, partimos de una idea básica y que todos conocemos: si nuestras compras tienen un precio que debemos pagar antes de salir de la tienda, el dinero también tendrá el suyo. Desde aquí, hay que tener en cuenta que este precio del dinero se mide a partir de un porcentaje y, entre algunas de sus características, generalmente se expresa en términos anuales. Entonces, si pensamos en la definición de este término financiero, podemos decir que los tipos de interés son esa cantidad de dinero que se cobra o se paga por el uso de dinero que ha sido utilizado mediante diversas operaciones, como préstamos o inversiones. Al final, sirven para medir el rendimiento del dinero.
Por lo tanto, puede deducirse que los tipos de interés serán aplicables a una gran variedad de productos financieros: ya hemos mencionado las inversiones, pero también se aplicarán sobre hipotecas, cuentas de ahorro, depósitos a plazos, bonos, etc. Entonces, otra de sus características, más allá de su forma porcentual, es que la aplicación sobre dichos productos se lleva a cabo en períodos de tiempo determinados, siendo los más comunes el anual, mensual o, incluso, diario.
Con el fin de comprender mejor el concepto, vamos a poner algunos ejemplos muy gráficos con los que puedas aclarar cómo es la aplicación de su porcentaje. En primer lugar, podemos centrarnos en el uso del tipo de interés como lo que se paga a un banco cuando te presta dinero. Como tal, por ejemplo, si te ofrecen un préstamo de 10.000€, para un año, y el tipo de interés es del 10 %; cuando termine este periodo deberás devolver a la entidad un total de 11.000€, donde los 1.000€ adicionales representan los intereses de tu acuerdo con el banco. ¡Atento al esquema!
Total que devolver al banco
Cantidad prestada por el banco
Extra a abonar por el 10 % de interés
Si todavía no lo entiendes, te ponemos otro ejemplo… De nuevo, vamos a plantear que nos han concedido un préstamo por el mismo valor, por 10.000€, con un tipo de interés anual del 5 %. Tal situación te obligaría a pagar 500€ adicionales a la hora de devolver la cantidad prestada, pues representa el porcentaje extra de intereses. No obstante, todo depende de otros factores… ¡Mira este tercer caso! Si pensamos en un depósito de 100€ cuyo tipo de interés es del 4 % anual y cuya obligación de pago es de un único trimestre; cuando hayan pasado esos tres meses, recibirás 1€ por intereses. Este mismo resultado es igual que si aplicáramos un interés trimestral del 1 %. Una vez se ha entendido el funcionamiento, debemos diferenciar los tipos de intereses. ¡Toma nota!
En España, existen varios tipos de interés, que se utilizarán en diferentes contextos y a partir de los diferentes productos financieros. Con el fin de entenderlos, pueden diferenciarse entre las siguientes modalidades: (1) a partir de la suma de amortización, (2) según la variación del interés y (3) en función del volumen real de liquidación. A continuación, explicamos cada tipo de interés:
¿Qué diferentes tipos de intereses pueden aplicarse? | ||
A partir de la suma de amortización… | ||
Interés simple | Interés compuesto | |
Según la variabilidad del interés… | ||
Interés fijo | Interés variable | |
En función del volumen real de liquidación… | ||
Interés nominal | Interés efectivo |
Pensando en aquellos casos en los que nos se acumula el capital, existe el interés simple. En este sentido, su cálculo se basa en la cantidad original del capital y se aplicará durante un período de tiempo específico. Por lo tanto, se calcula multiplicando el valor original por la misma tasa de interés y los años en que se mantiene el préstamo, la inversión o la acción financiera sobre la que se aplicará este interés. Entonces, lo que caracteriza al tipo de interés simple es que no atiende al efecto del interés acumulado en períodos anteriores, por lo que se utiliza en situaciones financieras más simples y a corto plazo. Frente a ello, el interés compuesto hace todo lo contrario: en un mayor inversiones o sobre rendimientos a largo plazo, aplica aumentos del primer capital porque los intereses se van sumando, mientras van aumentando. No es complicado, ¿verdad?
En este caso, la diferencia entre ambos se encuentra en cómo puede cambiar el interés firmado para el movimiento financiero. Como su nombre indica, el tipo fijo se mantiene constante a lo largo de la vida del acuerdo, pues el porcentaje aplicado no varía durante el plazo del contrato. Y, como tal, el tipo de interés variable es una fórmula por la que, efectivamente, el porcentaje cambia en función de un índice de referencia, como el Euríbor, que no es más que un tipo referencial utilizado en Europa para préstamos hipotecarios y otros productos financieros. Al ser variable, el interés se ajusta periódicamente y lo hará año tras año o mensualmente, pero esto depende de las condiciones establecidas en el trámite. Tal par de tipos también es sencillo, ¿no?
Por último, la otra gran distinción que debemos considerar diferencia el interés nominal del de tipo efectivo. En función de este criterio, el nominal se aplica al capital prestado o invertido sin tener en cuenta otros factores, ni comisiones o gastos. Como tal, será el tipo de interés básico que se acuerda en un contrato financiero. Por su parte, el efectivo es aquel tipo de interés que incluye todos los costes asociados al acuerdo: puede considerarse como la tasa real a pagar, la que sirve como indicador más fiable de la deuda que se asume. ¡Presta mucha atención y elige!
Como acabamos de decir, la decisión entre estos últimos tipos de interés es primordial para el adecuado funcionamiento y rentabilidad de tu préstamos. Al final, el tipo de interés real es el que sí ajusta su interés nominal para tener en cuenta la inflación. Cuando esta existe, el precio del dinero disminuye con el tiempo porque los bienes y servicios se vuelven más caros. Por lo tanto, para tener una imagen precisa del rendimiento de una inversión, es importante considerar su fluctuación. De la misma forma que hicimos anteriormente, te ponemos un ejemplo, si el tipo de interés nominal es del 5 % y la tasa de inflación se encuentra en el 2 %, el tipo de interés real sería del 3 % (5 % – 2 % = 3 %). Entonces, el tipo de interés real facilita un cálculo realmente exacto.
En resumen, elegir un tipo de interés adecuado es esencial a la hora de efectuar decisiones como estas, que condicionan tu desempeño financiero. No obstante, tenemos que explicarte que estas tasas quedan determinadas por una combinación de factores que interactúan entre sí y varían con el tiempo. Por eso, hay que observarlos atentamente. Entre ellos, podemos enumerar estos…